¿Quienes Somos?

Integrado por MHOL-ULB, Colectivo 13 Brujas, Secretos al Corazón y activistas independientes en la lucha y defensa de los derechos humanos de lesbianas y bisexuales. Afirmamos que como movimiento LTGB en el Perú somos y siempre debemos ser las protagonistas en esta lucha; y que nuestras demandas deben ser expresadas con la voz de todas/os los que abogamos por una sociedad plena y respetuosa de la diversidad sexual.


CUANDO LA VISITA AL CONSULTORIO SE CONVIERTE EN UNA PESADILLA.

martes, 16 de junio de 2009

VIOLENCIA SOBRE LA SALUD DE LAS MUJERES.

20 TESTIMONIOS

Por: Patricia Karina Vergara Sánchez

INDICE
Introducción……………………………………………………..…………………3
¡Saquen su rosario de nuestros ovarios!..................................................................7
Nosotras hablamos: El camino al consultorio………………………………………...31
Un útero nada más (México)……………………………………………………………32
Nosotras hablamos: En el consultorio I………………………………………………..42
Violencia vestida de blanco……………………………………………………………..45
Nosotras hablamos: En el consultorio II……………………………………………….62
Violencia que mata………………………………………………………………………65
Trabajadorxs de la salud responden…………………………………………………..72
Derechos de humanas…………………………………………………………………..74
Conclusiones……………………………………………………………………………..82
Fuentes……………………………………………………………………………………85

INTRODUCCIÓN
Hoy, escribir la palabra salud y la palabra mujeres, ¿Es un binomio posible?

Pertenecer al sexo femenino, significa que las ciencias biológicas identifican por la presencia de una vulva con clítoris, como genital externo y, más tarde, por el desarrollo de glándulas mamarias; Así como por tener ovarios y matriz, y por el que estos órganos hacen posible la maternidad, si se elige. Esta condición anatómica también determina cierta vulnerabilidad a padecimientos específicos como Infecciones de Transmisión Sexual, algunos tipos de cáncer, osteoporosis y las que conciernen a diferentes etapas de la vida de cada mujer como la adolescencia, las derivadas de la maternidad, climaterio, menopausia y envejecimiento.

En otra categoría de análisis, el ser mujer significa pertenecer a una construcción social, económica psicológica y política impuesta desde la cultura patriarcal, hoy dominante. Dicha cultura, dicta en forma concomitante, con exigencias y limitaciones, la salud de las mujeres sujetas a ella.

Hablando en generalidades, respecto a la situación mundial en cuanto a la salud femenina, encontramos un mapa complejo:

Comienza con la discriminación para permitir el nacer mujer, con base en los abortos selectivos por sexo; pasando por el reto que implica el crecer y permanecer con vida, debido a las practicas difundidas de menor acceso a la alimentación, educación y cuidado para las niñas y adolescentas.

Lo anterior, aunado a las torturas que se inflingen y auto inflingen sobre los cuerpos de las mujeres y niñas con el fin de responder a la norma de estética impuesta por esta misma lógica cultural.

Otro aspecto es el del trabajo, considerando la obligatoriedad social de la crianza de los hijos, labores domésticas, agrícolas, ganaderas y comunales no remuneradas, con el desgaste consiguiente de la fuerza de estas trabajadoras, así como del deterioro físico, lesiones y enfermedades derivadas de estas responsabilidades y, en los casos en que existe el trabajo remunerado, el salario desigual en promedio a la contraparte masculina, con las mismas consecuencias sobre el bienestar de sus cuerpos. En unos y otros casos, existe una constante: las pocas oportunidades de obtener atención oportuna y de calidad para la salud.

Además, a las imposiciones que desde lo cultural- tradicional mutilan o constriñen el cuerpo femenino, niegan el derecho al goce, obligan a la maternidad precoz e impiden el acceso a servicios de calidad; se suma, la costumbre, norma social de la abnegación, la renuncia. Introyectada en las sujetas, la exigencia de ser para otros: agradar en lo físico y sacrificar las necesidades propias ya sea para complacer o para ceder recursos a hijos, compañeros y familiares, lo que significa que muchas mujeres llegamos a poner el auto cuidado en un lugar último respecto a nuestras prioridades.

También, está el peso de la violencia específica, a nivel mundial sobre la salud de las mujeres: Violencia verbal, psicológica, física, sexual, laboral, Institucional, económica, hasta llegar al feminicidio. Distintas apariciones de un fantasma que, inclemente, ronda, persigue y ensombrece la vida cotidiana de todas nosotras.

Aún más: Fundamentalismos religiosos y prácticas conservadoras que inciden en contra de los presupuestos y políticas públicas en pro de las mujeres, entorpeciendo constantemente la construcción de rutas que permitan un tránsito firme hacia la equidad en salud.

En México el panorama no es alentador pues resulta coincidente con lo que ocurre en el resto del mundo: Orden patriarcal que desconoce y niega en muchos aspectos el acceso a la salud para las ciudadanas de este país. También aquí la incidencia fundamentalista, en este caso, aun cuando no única, la católica, y los gobiernos de derecha, dificultan la difusión de ideas progresistas respecto a la condición femenina y el paso de políticas publicas paliativas de la inequidad existente. Uno de los indicadores más certeros de esta violencia, de acuerdo a las entrevistas con especialistas realizadas para este trabajo, es el presupuesto que se asigna a la salud de las mujeres, en donde solamente se prioriza la atención a la maternidad y los órganos que tienen que ver con esta función.

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